¨La evolución nos diseñó para que gritásemos si nos veíamos abandonados, para que hiciéramos todo el ruido posible y que la tribu volviera a rescatarnos¨ Jenny Offill, Departamento de Especulaciones Hace dos días nos encontramos por última vez con las familias que conformamos nuestra cooperativa de libre educación en Dubai. Y estoy a poco más de una semana de volar hacia Madrid y dejar mi pequeño compound de familias donde vivo. Estoy en una etapa de cierre y despedida, de alguna manera, y me hace estar en contacto con un sinfín de emociones.
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"Que en el jardín de la dulce cordura seas bombardeado con los cocos que te despiertan" Chögyan Trungpa Rimpoché Esta semana se ha presentado el estudio Seis semanas de confinamiento: Efectos psicológicos en una muestra de niños de infantil y primaria, de las psicólogas Marta Giménez-Dasí de la Universidad Complutense de Madrid, y Laura Quintanilla de la UNED (1) Hoy ha sido una mañana bonita. Ha salido el sol y el vecindario a disfrutar de él. Hace justo dos meses llegué a Altea, un pueblo costero en Alicante, a una urbanización de 16 casas, con una zona en común. Un jardín con algunas palmeras plataneras, buganvillas, lavandas, algún árbol tropical que desconzco su nombre pero me asombran sus flores rojas y, todo ello, rodeado de naranjos. Un auténtico paraíso en mitad de estos días de aislamiento en plena crisis del COVID-19. Hoy hace ya 19 días de confinamiento. Y yo, por azar (o no tanto), estoy aquí. Cuántas veces me he sentido aislada, sola. Cuántas veces he pensado que el camino de educar sin escuela es arduo, cansado, una verdadera prueba a muchos niveles. He sentido el aislamiento siendo mamá primeriza en un país diferente al mío de orígen, con otro idioma y cultura, sin red de apoyo. He sentido aislamiento al mudarme de nuevo y encontrarme con una sociedad con poco contacto físico y social, con todo organizado y con una mínima fisura para lo diferente. He sentido aislamiento en España, donde me encuentro en este momento, en plena crisis del coronavirus. En España la libre educación está prohibida y muchas de las familias que optamos por esta vía sentimos aislamiento. Me animaría a decir que de hecho todas las familias que no escolarizamos sentimos el aislamiento de maneras muy diferentes. La escolarización obligatoria conlleva varias situaciones y conectadas entre sí, algunas tales como: º Acudir a actividades ya programadas es posible sólo en horario de tarde, es decir, cuando el horario escolar ya ha terminado. Así, se minimizan las opciones de acceso a recursos para el desarrollo de lxs niños y sus intereses y creatividad. º La ilegalidad en sí misma reduce la cantidad de familias que optan por la educación libre aunque su deseo fuera ese, otras deciden escolarizadar debido a la presión social o estructural, muchas por orden judicial tras ser denunciadas. En todas ellas, esa ilegalidad sobre la libre educación y el miedo a ser denunciadx provoca que los encuentros para nuestrxs hijxs con otras familias o niñxs se reduzcan drásticamente. º Crear otras formas de organizarse colectivamente se convierte en una aventura casi frustrada. En los proyectos educativos autogestionados por las propias familias siempre aparece la sombra del miedo a ser denunciadxs y, por ende, la reflexión casi obligatoria a homologar el espacio para, al menos, no perder determinados beneficios frente a la norma estandarizada y obligatoria educativa. Además, la tendencia a crear este tipo de proyectos en lugares algo remotos y rurales hace que se pierdan muchos recursos que, de otra manera, no tendrían por qué perderse si no se quisiera desde la libertada de decisión personal o colectiva. º La carga emocional que provoca en madres y padres ante esta situación de presión y, en ocasiones, de atropello gubernamental con un completo desamparo jurídico para la familia. Estos factores y muchos otros, empujan a las familias que no desean escolarizar a una clase de aislamiento casi invisible, que no irreal. Las maniobras que hemos de hacer las familias por sostener las demandas de nuestrxs hijxs se convierten en ocasiones circenses, desde no salir de casa en horario escolar para no llamar la atención, mudarse a zonas donde la exposición (y por lo tanto denuncias) sea mínima, sacrificio laboral de algunx o ambxs progenitores sin ningún tipo de reconocimiento a nivel social o físcal donde poder adherirse y encontrar un mayor equilibrio con la crianza, y otras muchas que nos hacen alejarnos de un mundo al que también pertenecemos y del que queremos nutrirnos. Y sí, vamos a admitirlo, un cierto temor convive con nosotrxs cada día (aunque sepamos que en España la máxima consecuencia legal puede ser, en casos donde la salud de las criaturas prevalezca, acabar metiendo a nuestrx hijx al colegio) a pesar de lo kafkiano de la situación. En los grupos y con las personas que hablo en torno a la no escolarización, son muchas las ideas que aparecen ante tal falta de recursos, algunas de ellas son fascinantes, con una riqueza y creatividad realmente innvadoras que, lamentablemnete, las probabilidades de que se hagan reales y duraderas en el tiempo se van esfumando con tan poco apoyo por parte de las Administraciones. Y aún así, hay mucho tejido educativo y creativo alternativo a la escuela clásica ya funcionando y encontrando las maneras, a veces más o menos ortodoxas, para seguir manteniendo ese sueño vivo. En estos días que sacude al mundo entero la crisis del COVID-19, muchas familias nos estamos preguntando cómo ante tal evento se ha encontrado de forma tan rápida e inmediata la ecuación para hacer posible el teletrabajo, trabajo a distancia, ciertas medidas de conciliación familiar o la escuela en casa vía online/telefónica. Sin que estemos completamente de acuerdo con todas ellas, sí reconocemos un cierto agravio comparativo: que una minoría desee otra forma de educar no perjudica a esa otra mayoría, y por contra, sí se está causando daño a quienes no escolarizan con grandes perjuicios hacia sus derechos o intereses, A las familias. A lxs niñxs. Este aislamiento desde las Autoridades empujan, de cierta manera, a estas familias a una pobreza social y de recursos que se solventarían casi de inmediato con la regularización de la Libre Educación y sus vertientes (homeschooling, unschooling y colectivos autogestionados). Estoy convencida de que llegar a unos mínimos acuerdos de cuidados para nuestrxs hijos sería posible. A pesar de la ansiedad que puede conllevar este estado permanente de incertimubre legal, caminar por esta opción educativa es una de las mayores aventuras que he emprendido a nivel personal y junto a mi familia, con un nivel de satisfacción mucho mayor que los inconvenientes encontrados en el camino. Esperemos que entre tanta solidaridad en los últimos días, podamos abrir una ventana de aire fresco para todas las personas que necesitemos ser vistas y reconocidas desde nuestra libertad de decisión, consciente y responsable. Desde la libre educación. Porque educar en libertad es disfrutar de los calles, las playas, los bosques, es viajar, es fascinarse con nuestros intereses y aprender de ellos, jugar hasta que unx quiera, aburrirse, disfrutar de la familia y amigxs, dormir, descansar y bailar, respetar y sentirse respetadx, y más, mucho más. Y todo esto, no es vivir en aislamiento. Es vivir en libertad. Imágen: propia. Más información: https://www.educacionlibre.org/ https://www.rtve.es/television/20190911/homeschooling-ensenanza-desde-casa/1979023.shtml http://escuelalibrewayra.es/homeschooling/ Pero tanto, tanto tiempo que no escribo por aquí que no sé por dónde empezar. Tantas ideas y emociones agolpadas que, me digo, escribiré cuado saque más tiempo, cuando me asiente un poco más entre viajes y mudanzas. Sí, cerca de un año y medio de viajes y movimiento a todos los niveles. TODOS. Dubai, Suiza, Salamanca, Mallorca, Altea, Málaga, Barcelona, de nuevo Dubai y Suiza y vuelta a empezar.
Y me siento a escribir ahora, en un rincón de Altea, un pueblo blanco, con un mar azul, muy azul. Y naranjos, huertos, montañas y un invierno cálido. En la noche. ´ Silencio, Bueno, no tanto en mi cabeza... Y reconozco mis ganas de empezar a escribir de nuevo lo que siento y pienso con consciencia, corazón y estómago... A mostrarlo. A mostrarme. Porque hace tanto... "Desde hace ya casi un año nos ha venido rondando la idea de lanzarnos a esto de la educación en casa con nuestra pequeña de dos años. Y tras darle unas vueltas, algunas más y en ocasiones hasta la saciedad, decidimos dejar nuestro apartamento para cambiarnos a una casa donde poder desarrollarlo acorde a lo que pensamos se acerca más a una experiencia gozosa educativa. De vida. Estamos empezando, dando forma, conociendo gente interesada, barajando diferentes posibilidades de autogestión con las ideas que se van aportando, poniendo sobre la mesa nuestros temores y aprendiendo, aprendiendo mucho" Y así empezaba este post en septiembre del año pasado sobre un proyecto educativo que comenzamos. Y ahí lo dejé. Dos párrafos y 8 meses de por medio hasta ahora, Recuerdo ir conduciendo en mi nueva ciudad-hogar, con el sonido del aire acondicionado de fondo mientras mi hija juega sentada en el asiento de atrás. Semáforo en rojo, paro. Mientras nadie pasa por el paso de peatones, observo la calle, la no gente, la luz tan amarillenta que llega a deslumbrar. Veo, a lo lejos, una mujer vestida con su abaya (esa túnica larga hasta los pies que se usa sobre la vestimenta en paises árabes y norte de África) y su cabeza cubierta con su hiyab (pañuelo). De vez en cuando, navegando por este mar sin límites que es internet, me encuentro caramelitos de estos que dan fuerzas y acarician a una el alma. Esto es lo que he sentido al escuchar a Laura Mora Cabello de Alba, a través de su dulce firmeza, de sus palabras conectadas con la fuerza creadora de nuestro útero, del arquetipo femenino de la madre, del respeto por nuestra naturaleza transformadora, cíclica y pacífica. ¡Qué bonitas redes se están tejiendo! <3 Hace unos días me topaba con este cortometraje sobre maternidad. Me lancé entusiasmada a verlo tras leer varias críticas muy positivas sobre él. Tras sus 5 minutos de duración me quedé con una sensación agridulce. “Mother” es el título original de este cortometraje animado que realizó en 2015 un grupo de estudiantes de Canadá denominados “Estudio Kokorosh”. ¨Fuimos condenadas a parir sin deseo, sin sentimientos, sin sentir la vida y el placer en nuestras entrañas. Porque de otro modo nunca hubieran conseguido que infligiéramos el daño que infligimos a las criaturas. Como leonas o lobas defenderíamos a nuestras crías contra el patriarcado; nos dejaríamos matar mil veces antes que consentir que nadie hiciese llorar de desesperación a un recién nacido o antes de permitir que lo arrancasen de nuestro pecho y nuestro regazo. No podríamos soportar esa frustración ni controlar la fuerza de la pasión materna¨ |
Este blog es un espacio que me permito para escribir y compartir lo que me surge, me agita, me inquieta, excita y me hace vibrar, aquí y ahora. Y deseo compartirlo contigo por aquello de hacer tribu y seguir creciendo. No vaya a ser que por callar (¡o no escribir!), no nos encontremos...
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